martes, octubre 25, 2005

Historia de la mujer gorda que me devolvio la voz- Junio del 2003

9 de junio
Estoy en Oporto, una hermosa ciudad de puerto con callecitas empedradas que suben y bajan y suben y bajan. Desde mi casa bajo hasta la Praça da Liberdade y sigo bajando por las callecitas estrechas cada vez mas angostas. Voy mirando para arriba, toda esa mezcla de azulejos y hierros forjados, las ventanas con ropa recién lavada y algunas caritas que se asoman.
Sigo bajando y llego al río Douro con sus barquitos, su puente con flores a los lados por donde se pasa hacia la otra costa, la de Gahia.
Desde Gahia se ve el atardecer y todo Oporto, esa montaña hecha casitas con tejados anaranjados y gaviotas, gaviotas, gaviotas. Son las dueñas de Oporto, esperan el atardecer paraditas en los tejados y cuando cae la noche parecen luces.
Oporto en primavera y con sol es una gloria, porque no es lo habitual.
Su gente es de lluvia, de fado, de saudade.
El último fin de semana de mayo estuvimos tocando en la hermosa Lisboa
El domingo fuimos a la Alfama, el barrio viejo. Nos metimos en un barcito antiguo que en la puerta tenía un cartel hecho a mano que rezaba: "Hoje fado" y a los costados unas guitarras dibujadas.Yo le dije a Ramón, -¡me quedo acá!-
Para los que no saben el fado es la música típica de Portugal y tiene muchas similitudes con el tango.En aquel bar cantaban fado los hombres y las mujeres del barrio.
Entramos y nos pedimos 2 copitas de vino oporto. Y empezó... uno a uno iban pasando los fadistas, cantaban 3 temas y se sentaban. El público eran ellos mismos y algunos otros del barrio, viejitos alucinantes con peluquines, con ropa de domingo.
Después estaban los bohemios, el pintor con su tela, la muchachita morena que lo relojeaba, dos nenitas que compartían su comida con un perro, y nosotros.
Y en eso se paro para cantar una señora muy seria. Fue muy fuerte, no se si fue el oporto o la voz de aquella gorda con cara de pocos amigos. La cuestión es que la gorda abrió la boca y yo no pare de llorar. Fue como si me hubiera devuelto la voz, como esas viejas brujas con cara de malas que saben casi sin mirarte cual es tu dolencia.No se, yo sentí que cantaba para mi... fue una liberación, como encontrar un sentido, el por qué de cantar.
Ramón le chusmeo a la dueña que éramos músicos, y la viejita hermosa nos hizo servir mas oporto, unas croquetas de bacalao y nos llamo al frente. Y canté, canté con toda mi alma como hacia tiempo no cantaba.La gente nos aplaudió como a los del barrio y ese fue para mí el mejor premio de todo este viaje.

2 Comments:

At 6:03 p. m., Anonymous Anónimo said...

¡Qué relato tan delicioso, Georgina!.Llegué a tu blog por casualidad, buscando vaya a saber que cosas, y guardé el link en mis favoritos, prometiéndome volver para poder leer en detalle.
Me detengo en esta primera lectura para comentarla, no puedo dejar de hacerlo...me encantó.Un beso, Verónica

 
At 4:40 p. m., Blogger Paola Motto said...

Hola Georgina! eso mismo, qué hermosa historia y qué bella la manera en que la contás. Buscando no sé qué di con tu página... la dulce red invisible que une a los seres. Me llamo Paola y soy bailarina y viajera, y años atrás tuve la dicha de vivir una magia similar con una bailarina de 80 años que me hizo recuperar el sentido de por qué bailar... Gracias por compartir tu vivencia, hermosa tu música y espero escucharte pronto en vivo y conocernos. Un abrazo desde el mismo suelo, luz y energía en todo lo tuyo,

Paola

 

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