miércoles, octubre 03, 2007

Comenzó la Gira!!

Arribé a Madrid, tuve 6 horas de escala, horas de ocio mirando el cielo madrileño por la ventana, leyendo y escuchando a Lisandro y su 39º.
Llegue a Lisboa a las 10 de la noche. Llame a Changuito, amigo portugués, personaje maravilloso, poeta, humorista, amante del tango y dueño de “A Barraca”, un hermosísimo Café Concert dentro de un Teatro.
Estaba trabajando, no podía ir a buscarme y me dijo que me tomara un taxi. Lo único malo de todo mi gira fue este hecho: el tachero me quiso cobrar mucho mas de lo que el reloj marcaba y me enoje con el en mi portuñol mas básico.
Pero realmente fue lo único.
Llegue al Teatro A Barraca. Me salude con un abrazo con el señor Changuito y allí mismo conocí a su novia Alexandra.
Ella me explicó que iríamos a su departamento y que me dejaría el lugar para mi sola. Yo estaba tan agotada que la seguí casi sin entender nada.
Llegamos a su dpto en una callecita del barrio de la Alfama, el mas antiguo y hermoso de Lisboa.
Piso 3º por escalera, las dos luchando con el muerto de mi valija mas la guitarra, el cuatro y mochilita.
Cuando entramos yo no lo podía creer. La casa era hermosa! Un sueño!: piso de madera, una habitación casi despojada pero con algunas artesanías traídas de los diversos viajes de Alexandra, otra nómade.
Alexandra es periodista, estuvo viviendo en Jerusalén y escribió un libro sobre historias entre palestinos e israelitas y ese mismo día lo había presentado en Lisboa.
Su casa era tan interesante, mágica y con mil detalles como la vida de Alexandra.
En la cocina abundaban los aromas de las diversas especias, los tes exóticos, las pastas italianas.
Por todos lados libros, flores frescas, luces tenues, farolitos marroquíes, pañuelos, colores.
En el living una mesita redonda, una ventana con vista al río Tejo y una escalera caracol.
La escalera daba al alma de la casa: el escritorio de Alexandra. Una especie de altillo con una terraza que caía sobre el Tejo. Toda la vista despejada.
En el escritorio su computadora, muchos libros, un frasco con nueces, mas flores, discos y fotografías de sus escritores favoritos.
Y el gran espíritu de la casa: El hogar rodeado de leña preparada para el invierno y una alfombra.
En 10 minutos me explico todo y se fue con un bolsito.
Yo no podía creer: una persona que acababa de conocer me estaba dejando sola en su paraíso.
Cene en la terraza y me dormí feliz, sintiéndome una vez mas cuidada por alguna fuerza invisible.

Desayuno en la terraza de Alexandra.


Para mirar la estrellas y el río Tejo.


Vista desde la terraza.

A la mañana siguiente llamo Dani Lopez y se vinieron con Ale, su mujer, y Anita.




Anita en la fachada frente a la casa de Alexandra




Disfrutando del pescadito cocinado por Ale.


Con Dani y Ana ensayando en el altillo.


La Prada disfruta de la terraza!

Se va la primera tarde en Lisboa


Atardecer sobre el Tejo desde nuestra terraza.