domingo, octubre 30, 2005

Gira por Portugal- Junio del 2004

Viaje junto con Ramón Maschio y Pablo Fraguela contratados por la productora portuguesa “Depois das Ideias”.
Estuvimos la mayor parte del tiempo en la Ciudad de Oporto que estaba tomada por todos los hinchas de fútbol de Europa; si si se estaba jugando la Eurocopa ¡y nosotros haciendo música!


Concierto en el Café Bazar de Oporto:
Fue fuerte llegar al lugar y ver imágenes gigantes de mi misma. Afortunadamente mientras transcurría el concierto, Fernando Tavarés, el productor, fué proyectando bellísimas imágenes en sepia de Portugal.


Pablo, Georgi, Ramón: Pirámide humana en las playitas de Oporto

Atardecer sobre el Río Douro
Después de la hermosa gira junto con mis compañeros y amigos Pablo y Ramón nos separamos en el metro de Madrid.
Yo me fui a casa me mi prima Olgui y esto fue lo que sucedió días después...

“Última aventura ibérica”

Me despedí de mi queridísima prima. Ella se iba a Plou, un pueblito perdido en Zaragoza.
Me dejo las llaves de su departamento y me encomendó que las arrojara dentro del buzón cuando me fuera.
Así lo hice y me subí al taxi que me llevaría al aeropuerto.
Iba melancólica, le decía al señor que no tenia ganas de volver al frío.
Llegué al aeropuerto con tiempo, hice la fila y cuando me toco mi turno:
-Pasaje y pasaporte señorita- me dijo amablemente la despachante.
Empecé a buscarlos y ¡¡¡nooooooo!!! ¡¡No estaban!!
Se me vino a la mente la ultima llamada que había hecho desde casa de Olgui para confirmar el vuelo ¡Había dejado todo al lado del teléfono!
¡¡Horror!!
Le rogué a la señorita Iberia que me ayudara.
Yo no se que cara habré puesto pero la cuestión es que
la despachante se apiadó de mi y a pesar de no tener autorización para despachar mi equipaje, lo mando en el avión en el que yo debía viajar.
A ver, a ver si entienden: metió en el avión una valija enorme de una tal Hassan sin documentos ni nada; podría haber sido una bomba, el apellido pegaba ¿no?
Me lo chequeo con la condición de que yo regresara antes de la 1 de la mañana al aeropuerto para ver mi pasaporte y pasaje.
Eran las 10:30 y la casa estaba en la otra punta de la ciudad.
Por otro lado me había dicho que no había pasaje hasta 2 días después, ya que viajaba mucha gente. Le rogué que me pusiera en lista de espera, tenia que llegar a Chile.
Al final (y se que tengo mis angelitos de la guarda) me consiguió un lugar para el día siguiente y¡¡¡ sin pagar penalidad!!!
Ahora venía la parte "Mac Guiver": salir corriendo hacia la casa de mi prima (recuerden que ella se había ido a un pueblito perdido en Zaragoza sin tel) procurar encontrar un alambre en el camino y conseguir que algún vecino me abriera la puerta principal para acceder al buzón...
Y así fue como pedí a los cielos el alambre y ¡¡¡apareció!!!, un alambre perfecto en tamaño y grosor, flexible, ideal para mi cometido. Llegué al portal y empecé a tocar de uno en uno los timbres de los vecinos. Nadie contestaba. Pedía que fuera un hombre que, suponía, se apiadaría de una pobre sudaca con una historia tan inverosímil como la mía.
Y así la voz joven de un barítono contesto. Bueno pero ¿como explicarle todo por el portero eléctrico a las 11:30 de la noche? El tipo me decía, por el aparato, que por que no llamaba por tel a mi prima y yo que no, que estaba en un pueblo perdido en Zaragoza que yo solo necesitaba que el me abriera la puerta principal para rescatar la llave del buzón. Por supuesto omití que lo haría con un alambre doblado.
BRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR!!! (EL SONIDO DE LA PUERTA) fue el primer toque de trompetas en mi triunfo.
Agradecí al vecino, entré al edificio, encendí la luz del pasillo y comencé mi curso intensivo de pesca. Estuve varios minutos porque parece fácil pero no lo es.
Mejoré mi técnica con la parsimonia de un hombre de río y ¡BINGO! el maravilloso alambre se deslizó por la argolla del llavero y sentí la alegría de haber abierto el cofre de la felicidad de domingos para la juventud.
Y así pues, llegue a la casa y allí, inocentes sobre la mesa, estaban el pasaporte y el pasaje que había sacado unos minutos antes de salir para constatar el vuelo.
Tome 3 vasos de agua y salí corriendo de regreso al metro. Tenía que hacer 3 combinaciones llegar al aeropuerto encontrar a la mujer arreglar mis papeles y volver a hacer las tres combinaciones de metro para volver a la casa.
El último metro pasaba a la 1:30 de la madrugada; al salir de la casa ya daban las 00hs.
AAAAAAAAHHHHHH!!!!, salí desaforadamente y desaforadamente corrí por los pasillos como una desquiciada con mi vista de lince para no equivocar las direcciones y las líneas de metro que son 13 ¡¡sí sí 13!!
Y llegue a la ventanilla y allí estaba Pilar, la hada madrina de Iberia, que me arregló todo en un santiamén y así corrí de regreso.
En el metro de las combinaciones múltiples dieron la 1:30 de la madrugada, era el último que me faltaba para llegar a casa.
¿Y quien me quita lo bailado?
¡Que mi vida sin la aventura es como el dulce de leche light! ¡Joder!


martes, octubre 25, 2005

Historia de la mujer gorda que me devolvio la voz- Junio del 2003

9 de junio
Estoy en Oporto, una hermosa ciudad de puerto con callecitas empedradas que suben y bajan y suben y bajan. Desde mi casa bajo hasta la Praça da Liberdade y sigo bajando por las callecitas estrechas cada vez mas angostas. Voy mirando para arriba, toda esa mezcla de azulejos y hierros forjados, las ventanas con ropa recién lavada y algunas caritas que se asoman.
Sigo bajando y llego al río Douro con sus barquitos, su puente con flores a los lados por donde se pasa hacia la otra costa, la de Gahia.
Desde Gahia se ve el atardecer y todo Oporto, esa montaña hecha casitas con tejados anaranjados y gaviotas, gaviotas, gaviotas. Son las dueñas de Oporto, esperan el atardecer paraditas en los tejados y cuando cae la noche parecen luces.
Oporto en primavera y con sol es una gloria, porque no es lo habitual.
Su gente es de lluvia, de fado, de saudade.
El último fin de semana de mayo estuvimos tocando en la hermosa Lisboa
El domingo fuimos a la Alfama, el barrio viejo. Nos metimos en un barcito antiguo que en la puerta tenía un cartel hecho a mano que rezaba: "Hoje fado" y a los costados unas guitarras dibujadas.Yo le dije a Ramón, -¡me quedo acá!-
Para los que no saben el fado es la música típica de Portugal y tiene muchas similitudes con el tango.En aquel bar cantaban fado los hombres y las mujeres del barrio.
Entramos y nos pedimos 2 copitas de vino oporto. Y empezó... uno a uno iban pasando los fadistas, cantaban 3 temas y se sentaban. El público eran ellos mismos y algunos otros del barrio, viejitos alucinantes con peluquines, con ropa de domingo.
Después estaban los bohemios, el pintor con su tela, la muchachita morena que lo relojeaba, dos nenitas que compartían su comida con un perro, y nosotros.
Y en eso se paro para cantar una señora muy seria. Fue muy fuerte, no se si fue el oporto o la voz de aquella gorda con cara de pocos amigos. La cuestión es que la gorda abrió la boca y yo no pare de llorar. Fue como si me hubiera devuelto la voz, como esas viejas brujas con cara de malas que saben casi sin mirarte cual es tu dolencia.No se, yo sentí que cantaba para mi... fue una liberación, como encontrar un sentido, el por qué de cantar.
Ramón le chusmeo a la dueña que éramos músicos, y la viejita hermosa nos hizo servir mas oporto, unas croquetas de bacalao y nos llamo al frente. Y canté, canté con toda mi alma como hacia tiempo no cantaba.La gente nos aplaudió como a los del barrio y ese fue para mí el mejor premio de todo este viaje.

lunes, octubre 17, 2005

Bienvenidos !

Hola! por fin comence a entender estas cosas modernas. Y me gusto! La idea es, ademas de poner fotos sobre las actuaciones, ir contando cosas que tenga ganas.
Me encantaría que me respondieran cuando algo les interese o no.
Un abrazo y empieza el viaje.
Geo